Foto: Redes sociales del ELN
Kyle Johnson
28/Marzo/2022
El Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) presentó su balance sobre los conflictos armados en Colombia. Sus hallazgos concuerdan con los de otras organizaciones humanitarias y con los indicadores del gobierno. Según el CICR, hubo seis conflictos armados en el 2021:
El balance del Comité tiene varias implicaciones interesantes. Por ejemplo, aunque la inclusión del Ejercito de Liberación Nacional (ELN) parezca una obviedad, hay quienes consideran que esta organización no tiene un mando responsable, lo que significaría que no podría hacer parte de un conflicto armado de carácter interno. Pero el CICR incluye correctamente al ELN y reconoce que, aunque cada unidad militar de esta guerrilla tenga autonomía, sí hay un mando responsable bajo el cual actúan todas las unidades.
Además, es claro que debe incluirse el conflicto entre el ELN y las Autodefensas Gaitanistas de Colombia (AGC) como una de las causas del aumento de la violencia en el 2021, particularmente en el departamento del Chocó. Las AGC también tienen un único mando responsable.
Además, el CICR decidió agrupar a las disidencias de las FARC que coordinan con alias Gentil Duarte bajo el nombre “Antiguas FARC-EP actualmente no acogidas al Acuerdo de Paz”. Según esto, el Comité considera que Gentil tiene mando sobre estos grupos, aunque se limita a coordinarlos. Con todo, estos grupos intentaron consolidar un nuevo “secretariado” el año pasado, el cual ya tomó algunas decisiones importantes sobre sus estrategias y comunicaciones.
Asimismo, el CICR incluyó a la Segunda Marquetalia como uno de los actores del conflicto, al concluir que existen territorios bajo su control. Este es el caso de Putumayo, Nariño, y, en un territorio más reducido, el Catatumbo. Lo anterior además significa que la Segunda Marquetalia tendría un mando responsable; nuevamente, aunque cada frente tenga cierto nivel de autonomía, hay un canal de comunicación con el liderazgo y algunos incluso tienen representantes en la dirección nacional, lo cual facilita la “verticalidad” de la jerarquía que el grupo dice tener.
El Comité también considera que existe un conflicto entre la Segunda Marquetalia y los grupos vinculados con Gentil. Por un lado, existe un conflicto intenso entre unidades del Comando Coordinador del Occidente (CCO), y la columna Alfonso Cano, el frente Iván Ríos y un tal frente Daniel Aldana en Nariño. Por otro lado, el frente Carlos Patiño del CCO lucha contra el ELN y la Segunda Marquetalia en Argelia, Cauca. Además, Gentil Duarte atacó a la Segunda Marquetalia al financiar y organizar la operación donde murió alias Romaña y, según algunas fuentes en el campo, quiere acabar con los “históricos” de ese grupo.
Llama la atención que el Comité decidiera analizar el conflicto entre las Antiguas FARC-EP y los Comandos de la Frontera-Ejército Bolivariano (CdF-EB) como una disputa aparte. La razón no es muy clara. En realidad, los Comandos pertenecen a la Segunda Marquetalia, de modo que este conflicto cabría dentro de las disputas entre los grupos vinculados con Gentil y los de la Segunda Marquetalia.
Por ultimo, el Comité omitió el conflicto en Arauca entre las Antiguas FARC-EP y el ELN. La intensidad de esta disputa es similar a la del Putumayo y sucede entre dos grupos que cumplen los criterios necesarios para que el CICR lo reconozca. Pero conviene recordar que ese conflicto empezó en el 2022 y el informe cubre únicamente el 2021. El 2022 será clave para definir si esta disputa logra el umbral de violencia necesario para ser considerado un conflicto armado aparte: hay razones para pensar que será así, pero también las hay para pensar que no.
Las mismas preguntas pueden plantearse sobre las disputas entre el ELN y los grupos vinculados a Gentil en la zona rural de Buenaventura, en Argelia y en la cordillera de Nariño. Estas disputas no están incluidas en el listados de conflictos armados, – probablemente porque no alcanzan el umbral de intensidad de la violencia -, pero sí han tenido efectos humanitarios importantes que no deberían desconocerse, como los desplazamientos masivos en Argelia el año pasado.
La lectura del CICR sobre los conflictos armados en el 2021 es en general acertada. Su propuesta de múltiples conflictos concuerda con la fragmentación que ocurrió después de la firma del Acuerdo con las FARC-EP. Al mismo tiempo, recoge los avances de los grupos vinculados a Gentil y la Segunda Marquetalia por crear un mando responsable.
Según el informe, la violencia relacionada con los conflictos armados aumentó por cuarto año consecutivo.
El 2021 fue el año más violento después de la firma del Acuerdo de Paz con las FARC. Esto concuerda con la información publicada por organizaciones como la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA) de Naciones Unidas.
Las razones de este aumento en 2021 pueden ser dos. La pandemia sería la primera, al comparar el 2020 con el 2021. Algunos indicadores de los conflictos armados disminuyeron durante la cuarentena más estricta en 2020: el desplazamiento forzado, el asesinato en zonas de conflicto y los ataques armados. Pero aunque hubo un aumento de la violencia una vez acabó la cuarentena más estricta, el aumento en 2021 fue aún más intenso.
Otra posible razón son las ofensivas fallidas de algunos grupos armados para intentar ganar territorio. El Frente 30 y las columnas móviles Franco Benavides y Urías Rondón intentaron tomarse el pacífico nariñense e incluso la zona de la carretera Pasto-Tumaco. Esto causó el desplazamiento de la mitad de la población de Roberto Payán. Al final, la Segunda Marquetalia pudo replegarlos y aseguró la violencia siga.
El frente Carlos Patiño y la columna móvil Jaime Martínez también adelantaron una ofensiva en Argelia para sacar completamente de la zona al ELN y la Segunda Marquetalia. Lograron llegar hasta los corregimientos de Sinaí y La Belleza, pero la fuerza pública y estos dos grupos armados los hicieron replegarse en una serie de combates sostenidos durante casi dos meses. El municipio tuvo casi 20 hechos de desplazamientos masivos y 76 homicidios, la gran mayoría relacionados con este conflicto.
Los CdF-EB intentaron sacar al frente Carolina Ramírez en Putumayo, avanzando por Puerto Leguízamo y por el río Caquetá principalmente. Pero no lograron acabar con el Carolina Ramírez, quien respondió con masacres en la zona.
Después de la muerte de alias Fabián, exjefe del frente de Guerra Occidental del ELN, las AGC intentaron tomarse la zona del sur del Chocó mediante combates, asesinatos y varias afectaciones humanitarias que aún no ha acabado.
El aumento de la intensidad de estos conflictos armados, y la aparición de disputas nuevas en el Sur del Bolívar y Arauca en el 2022 representan serios desafíos para la protección de la población civil, las respuestas humanitarias y la política de seguridad del próximo gobierno. Parece poco probable que el nuevo presidente pueda revertir estas tendencias, pero hacerlo es cada vez más urgente.
*Publicado originalmente en Razón Pública.
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